Siempre que me piden que redacté un prólogo, que haga un comentario, o que realice la presentación de un libro y en especial de poesía, le doy mil vueltas después de haber leído el texto, hasta enfrentarme, como es natural, a la página en blanco, para intentar pergeñar algunas líneas que comenten desde mi particular modo de entender, la capacidad creativa en el manejo del arte de la palabra. Y es que en verdad, déjenme confesarles, resulta ser una tarea que debería ser encargada a los críticos literarios o a los especialistas en estos menesteres.
Sin embargo, en esta ocasión me place presentar el Poemario de mi amigo poeta José María Rengifo Ortega. Quiero dejar en claro que mi comentario no pretende ser una crítica literaria, si no tan solo un acercamiento a la poesía del autor, desde el punto de vista de un común mortal y aprendiz de poeta, como es, su servidor.
Arrancarle versos a la vida y plasmarlos en un papel en blanco, construir frases que permitan internarnos en el mundo de las emociones a través de la aventura de la poesía, atrevernos a esta difícil tarea de alfareros de la palabra, como diría el poeta Javier Heraud, es, por decir menos, una cosa de locos, porque la gente cuerda con sus cinco sentidos bien puestos, posiblemente se dedique a otros avatares y no a esta desquiciada actividad de hacer poesía.
No obstante, la poesía, ha estado y seguirá estando presente en la humanidad. “Podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía”, ya lo decía en su Rima IV, el poeta Gustavo Adolfo Becquer, en el siglo XIX.
Particularmente creo, que a pesar de la vertiginosidad del mundo en que vivimos, a pesar de la deshumanización del hombre, una de las esperanzas latentes de que el hombre no llegará a maquinizarse es la poesía, pues esta es el arte que refleja el alma y las sensaciones más profundas del ser humano.
Y bueno, José María, pone a nuestro alcance y a nuestro juicio su primera obra literaria “Sombra tras sombra cae el hombre”, el mismo que consta de 36 poemas distribuidos en tres capítulos, el primero del que se ha tomado el nombre del libro, el segundo “el llanto de los silenciosos” y el tercero “lo que ocultan las palabras” la mayor parte de poemas son de corto aliento, en ellos se condensan tres temas universales, el primer capítulo aborda el tema existencial preferentemente, el segundo el tema social y finalmente el tercero el amoroso.
Rengifo Ortega, nos sorprende con versos como: “pues uno no tiene nada seguro/ en la vida si no la certeza de la muerte” del poema “Pavorosa Aventura” o “Entonces,/ uno corre en busca/ del papel o del ordenador / con la ilusion de pescar esa perfeccion,/ pero esta se desintegra y los peces huyen.” En el poema el rostro de una esencia, que es una suerte de arte poética. En el llanto de los silenciosos en cambio el poeta apela al sentimiento social humano, a las raíces de américa como cita en sus versos del poema América Indígena, Levantad, “Varón combatiente, Indio, venid hermano,/ asomad los ojos a mis ojos, pernoctad en mi ladera/ de bronceados científicos y artesanos milenarios” este capítulo consta de tres poemas más, dos dedicados a su padre y una canción a la abeja.
El último capítulo está dedicado al amor, ese eterno pretexto que siempre ha sido culpable de la creación poética, y entonces nos encontraremos con versos que rezan así: “Cada rincón de mi recinto lleva tu casa,/ cada fracción de mi rostro lleva tu todo,/ no hay dedo en mi mano que no sea/ brazo tuyo,/ni lunar en mi frente que no sea tu verruga,/ el amor es así”.
Definitivamente el poeta Rengifo, nos ofrece su opera prima poética, con el corazón abierto, con el alma desnuda y lleno de sinceridad. Me enorgullece en sobremanera, ser partícipe de este nuevo alumbramiento literario y le doy la bienvenida al nuevo hermano poeta, a este mundo literario, muchas veces cuestionado pero ávido de mentes y corazones jóvenes que hagan crecer las canteras de la lira. Y estoy convencido que le espera un largo y promisorio camino en este mundo de versos y líridas.
¡Bienvenido poeta José María.!
Trujillo, 05 de enero de 2013
Sin embargo, en esta ocasión me place presentar el Poemario de mi amigo poeta José María Rengifo Ortega. Quiero dejar en claro que mi comentario no pretende ser una crítica literaria, si no tan solo un acercamiento a la poesía del autor, desde el punto de vista de un común mortal y aprendiz de poeta, como es, su servidor.
Arrancarle versos a la vida y plasmarlos en un papel en blanco, construir frases que permitan internarnos en el mundo de las emociones a través de la aventura de la poesía, atrevernos a esta difícil tarea de alfareros de la palabra, como diría el poeta Javier Heraud, es, por decir menos, una cosa de locos, porque la gente cuerda con sus cinco sentidos bien puestos, posiblemente se dedique a otros avatares y no a esta desquiciada actividad de hacer poesía.
No obstante, la poesía, ha estado y seguirá estando presente en la humanidad. “Podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía”, ya lo decía en su Rima IV, el poeta Gustavo Adolfo Becquer, en el siglo XIX.
Particularmente creo, que a pesar de la vertiginosidad del mundo en que vivimos, a pesar de la deshumanización del hombre, una de las esperanzas latentes de que el hombre no llegará a maquinizarse es la poesía, pues esta es el arte que refleja el alma y las sensaciones más profundas del ser humano.
Y bueno, José María, pone a nuestro alcance y a nuestro juicio su primera obra literaria “Sombra tras sombra cae el hombre”, el mismo que consta de 36 poemas distribuidos en tres capítulos, el primero del que se ha tomado el nombre del libro, el segundo “el llanto de los silenciosos” y el tercero “lo que ocultan las palabras” la mayor parte de poemas son de corto aliento, en ellos se condensan tres temas universales, el primer capítulo aborda el tema existencial preferentemente, el segundo el tema social y finalmente el tercero el amoroso.
Rengifo Ortega, nos sorprende con versos como: “pues uno no tiene nada seguro/ en la vida si no la certeza de la muerte” del poema “Pavorosa Aventura” o “Entonces,/ uno corre en busca/ del papel o del ordenador / con la ilusion de pescar esa perfeccion,/ pero esta se desintegra y los peces huyen.” En el poema el rostro de una esencia, que es una suerte de arte poética. En el llanto de los silenciosos en cambio el poeta apela al sentimiento social humano, a las raíces de américa como cita en sus versos del poema América Indígena, Levantad, “Varón combatiente, Indio, venid hermano,/ asomad los ojos a mis ojos, pernoctad en mi ladera/ de bronceados científicos y artesanos milenarios” este capítulo consta de tres poemas más, dos dedicados a su padre y una canción a la abeja.
El último capítulo está dedicado al amor, ese eterno pretexto que siempre ha sido culpable de la creación poética, y entonces nos encontraremos con versos que rezan así: “Cada rincón de mi recinto lleva tu casa,/ cada fracción de mi rostro lleva tu todo,/ no hay dedo en mi mano que no sea/ brazo tuyo,/ni lunar en mi frente que no sea tu verruga,/ el amor es así”.
Definitivamente el poeta Rengifo, nos ofrece su opera prima poética, con el corazón abierto, con el alma desnuda y lleno de sinceridad. Me enorgullece en sobremanera, ser partícipe de este nuevo alumbramiento literario y le doy la bienvenida al nuevo hermano poeta, a este mundo literario, muchas veces cuestionado pero ávido de mentes y corazones jóvenes que hagan crecer las canteras de la lira. Y estoy convencido que le espera un largo y promisorio camino en este mundo de versos y líridas.
¡Bienvenido poeta José María.!
Trujillo, 05 de enero de 2013
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