DIEZ Y OCHO AM

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Las diez campanadas ya tocaron en la catedral
Las bocinas aturden los oídos en el cercado
Los titulares no distan de los de siempre
Un pasacalle con espárragos y zanqueros
Invaden la plaza mayor
A muchas cuadras de allí
Cuando la ronda del minutero
Completa su octavo círculo
Los galenos con mucho cuidado
Te alzan en sus manos
En tu primer contacto con la atmósfera
Tu llanto viaja rápidamente
Por cada una de mis venas
Testigo de tu génesis
Te contemplo como en mis sueños
Indescriptiblemente me siento levitando
Mis células segregan endorfina a discreción
La sonrisa asalta mi rostro
Tu madre está nerviosa
Pero también sonríe
Satisfecha por el milagro de la vida

LA MAQUINA DEL TIEMPO

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En la perpendicularidad de la máquina del tiempo de un fresco
Se plasman los tiempos como ánimas recobrando sus cuerpos
El genio hace danzar suavemente el pincel con los óxidos al agua
Lluvias de color bañan el calicanto bajo el cielo de dos tierras hermanas
Atento el Libertador recibe la insignia paduana de manos del Astrónomo
El Poeta sostiene en sus manos el Trilce de las cuatro paredes de su celda
Guerreros moche de estas tierras son llevados a cuestas por el antropólogo
Cabalgata sobre el caballito de totora en alto mar superan las primeras olas
A la orilla el pescador busca llenar su red para su prole
Anzumitos chimú desfilan cerrando el ángulo inferior
La niña italiana y el infante peruano sostienen el pergamino
El presente se funde con el pasado
En este artilugio que solo el arte es capaz de inventar